Ayer fui a ver la exposición ‘Encarnaciones’, una conjunción de fotografía y vídeo del autor salmantino José Luis Pinto, donde el cuerpo se convierte en un campo de batalla en el que se dejan entrever nuevas representaciones desmaterializadas del individuo actual. La coartada del imaginario paranormal sirve para la recreación, deliberadamente artificiosa, de ‘demografías’ en las que se pone en escena los conflictos de la ‘La identidad electrónica’.
Según explica el autor, el límite del cuerpo físico establecido por la piel supone en estos trabajos, la interfaz o soporte en el que el artista somatiza y dibuja de modo traumático sus experiencias virtuales. Se trata de una metáfora en la que la herida o corte se convierte en la discontinuidad por donde brota el fantasma de la identidad electrónica, la e-dentidad, encarnada aquí por las nuevas formas textuales y audiovisuales de representación del sujeto: códigos fuente, contraseñas, códigos de barras, datos OCR del DNI electrónico, circuitos y todo tipo de elementos que componen la escritura y el rastro de nuestro deambular por la red.
Tambien muestra RETROSPECTIVA de Pedro Garhel, la recuperada producción del artista isleño, pionero en nuestro país de la performance y la creación multimedia, se caracteriza por su multiplicidad de lenguajes expresivos (visuales, escénicos y sonoros) y por la interconexión de diversos campos artísticos. En el DA2 se exhibirán un centenar de trabajos (entre instalaciones, vídeos, performances, pinturas y fotografías) de Garhel, que falleció en 2005 y trabajó como docente en la Universidad de Salamanca logrando introducir en el ámbito académico el estudio del arte de acción, de los mecanismos del arte para colaborar en la conservación del medio ambiente y de las posibilidades de los medios de comunicación en la difusión artística.
El canario siempre exploró a fondo el concepto de obra como proceso y como estructura interactiva destinada a la participación, adelantando prácticas creativas propias de la actual era de la información.
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