Sexo con un hombre maduro.-

Dedicada al segundo aniversario, para Sobre lo Humano y lo Divino.

Hola chic@s, hacia mucho, lo siento, estaba aletargada hasta que alguien me recordo que este blog cumplia años y me pidio que escribiera una entrada. ¿y que escribo yo? Con lo vaga que estoy!

Manos a la obra recordé una de mis ultimas experiencias y con ello voy. ¿no eres muy mayor? Le dije, “no soy mayor soy vintage” me pareció muy ingenioso y llamo mi atención, así empezó todo. El vintage es incompatible con lo llamativo, lo nuevo, lo brillante. Lo nuevo es falta de gusto, y los brillantes, lentejuelas, lo cantoso es un pecado capital.

Lo que se lleva es lo apañado, lo usado, lo que ha vivido, y lo que no parece que acaba de salir de una fábrica "Made In China". Ojo: el vintage no tiene nada contra los chinos.

Y es que al contrario que el joven vigoréxico, este hombre tiene la ventaja de la experiencia y la madurez. Lo que busca un hombre maduro en una mujer mucho más joven es lozanía, frescura y belleza; una mente menos preocupada y la ilusión de que todo eso, en cierta medida, se contagia, y sobre todo, la sensación de sentir que se puede seguir disfrutando de la vida con plena intensidad. Llegado ese momento en que dejo los prejuicios del “viejo verde” y me abandono dejándome llevar.

-         entonces ¿ saliste ayer?

-         Si, un rato hasta las dos o así...

-         ¿había gente?

-         Bastante si, lo pasamos bien.

-         Vosotras lo que queréis. Seguro que ligaste mucho.

Me gusto su capacidad para escuchar, muy emocional, me sentí amada, protagonista, valorada y deseada, a estas alturas ya se que los príncipes azules no existen y decidí vivir con intensidad lo que en ese momento tenia entre manos, aunque era consciente de que a aquel hombre le había tocado la lotería, él al menos se estaba molestando en comprar el boleto.

Eché una mirada disimulada y pude apreciar como un bulto se empezaba a notar en su pantalón. Eso me excitó y, mientras seguíamos hablando, empecé a imaginarme bailando con él como lo hacía con otros chicos:

 Mirándole, dándome la vuelta y pegando mi trasero a su entrepierna y frotándome contra él mientras él acariciaba mis muslos con sus manos e iba subiendo por mi abdomen, hasta rozar mis pechos y girar mi cara para comerme la boca. Tanto imaginar hizo que me calentara bastante, me noté húmeda y mis pezones se marcaban en la camiseta. Le pillé unas cuantas veces mirando mis pechos y vi que el bulto de su pantalón había crecido. Y decidí experimentar, romper las reglas del juego, independientemente del final.

Aquí es donde realmente diferencias al hombre del niño, nunca supe su edad exacta, calculo que menos de 40 y mas de 35 pero podría equivocarme, tiene pelo, apenas canas contadas, sin papada y sin tripita esta “to buenorro” no digo que no, pero era su comportamiento, muy seguro pero educado y sin avasallar, se ofreció a invitarme a otra copa y seguimos hablando, me encantaba como escuchaba, como hacia preguntas sobre mi, mientras mi imaginación seguía corriendo.

Al salir se ofreció a otra copa, esta vez en su casa, sin tapujos, con la madurez y el descaro de quien esta seguro que no tiene nada que perder, a ver chicas si estáis pensando que soy una golfa, ¡habéis acertado! La misma cara que pusieron mis amigas cuando me despedí a la francesa. El tío se comporto como un puto caballero que diría el Maestro, ni en el ascensor me toco, pero me hacia sentir que tenia que seguir adelante, cuando un tío se pone berraco se como controlarlo, pero cuando lo esta y se controla...¿qué coño haces?

Me ofrecí a preparar las copas con tal de tener algo que hacer y no parecer una “pavisosa”, de pronto le senti detrás de mi – los hielos- me dijo, se acercó y se pegó a mí, cogiendo el ron .Notaba perfectamente su verga dura apretándose contra mi trasero y me miró mientras dejaba la botella sobre la encimera sin despegarse de mí, notaba su cara pegada a mi pelo y su aliento en mi oído. Yo permanecí quieta, con las manos sobre el mueble, y mis muslos contra el borde pegados y presionados por él, que seguía pegado a mi culo.

 Empezó a rozar mi abdomen y a subir sus manos por fuera de la ropa hasta tocar mis pechos. Joder!!! Me estaba poniendo muy caliente...pero esa situación SI LA PODIA CONTROLAR...o eso creia yo!

-¿Qué haces? Déjame joder. ( en un arrebato de dignidad que ni de coña quería que hiciera)

-No te gusta? Pregunto él, sin dejar de hacerlo...ni siquiera se inmuto

No conteste, me estaba quebrando de cómo me tocaba, el muy cabrón sabia lo que hacia, donde tocaba, como acariciar. Bajaba una de sus manos y la metió dentro de mi pantalón y mi tanguita hasta rozar mi coñito con sus dedos.

Me desabrocho los denim y apartó el tanga dejando mis labios mojados al descubierto y volvió a rozarlos haciendo que uno de sus dedos se escondiera entre ellos. Empecé a respirar algo agitada por la excitación.

-¿Seguro que no quieres?

Estaba tan excitada que no acerté a decir nada, simplemente seguía notando como sus dedos se metían entre mis labios. Oí como se desabrochaba el pantalón, y su verga rozaba mis labios ahora. Empujó un poco y su glande se metió en mi coñito, notaba como su grande y gruesa ( ¿quién ha dicho que a estos tios no se les pone dura?)verga me empezaba a abrir y al momento sentí como me la metía toda de un golpe haciéndome soltar un grito:

-AAAAHHH

-Mmmm, que apretadita estás, me gusta eso ( y lo decía en un tono entre educado y solemne que me ponía todavía mas zorra)

Siguió penetrándome, despacio, y yo no paraba de gemir excitada sintiendo como entraba y salía de mí una y otra vez mientras sus manos masajeaban mis pechos. Empezó a comerme la boca y mis gemidos se ahogaban en la suya, mientras nuestras lenguas jugaban, unos beso sin prisa y con maestria. Paró para darme la vuelta, me cogió por los muslos y me llevo hasta a la encimera de la cocina. Me bajó los tirantes de la camiseta y tiró hacia abajo, quedando mis pechos desnudos frente a él:

-Dios que tetas tienes, pequeña. Qué ganas tenía de probarlas ¡

 

Mientras me metía dos dedos en mi ya mojado coñito, empezó a recorrer mis pezones con su lengua, haciendo círculos, movimientos rápidos, chupándolos, succionándolos, mientras yo acariciaba su pelo, mordiéndome el labio inferior y me rendía al placer. Después bajó y empezó a lamer y chupar mi clítoris mientras yo apretaba mis pechos y después su cabeza contra mí, y el siguió ahí por un buen rato, excitando mi clítoris y metiendo sus dedos en mi vagina hasta conseguir que tuviera un buen orgasmo. Ahora estaba segura de que la lotería me había tocado a mi!.

-Muy bien, mi pequeña putita .Así me gusta. ( poco a poco el tono iba tornándose autoritario sin perder la solemnidad, lo cual me iba poniendo tremendamente perraca)

 Era fuerte, lo suficiente al menos para bajarme de la encimera y plantarme cara abajo contra la cogió mi pelo y agarrándolo empujó mi cabeza contra la mesa haciendo que quedara totalmente pegada a ella, sentía mis pechos aplastados al tener el cuerpo contra la mesa y entonces dijo:

-Ya estoy harto de esto, ahora me toca a mi!

Me saco el tanga  de un tirón seco y después volvió a meterme su polla dura de un solo golpe. La sentía llenándome, me follaba violentamente tirando de mi pelo, sus pelotas golpeaban mi culo y la mesa se movía tanto que las cosas que había encima se cayeron al suelo mientras yo no paraba de gritar con sus embestidas...mientras no parábamos de sudar!

-Joder como me pones, zorra, te follaría sin piedad.

-FÓLLAME,CABRÓN, FÓLLAME BIEN!!! – llevábamos mas de 20 minutos y el cabron no se había corrido aun, era amor propio? O estaba en el cielo?

-¿quieres que te folle? zorrita,  vas a tener que ganártelo!

Se sentó en una silla, con sus piernas abiertas y un miembro majestuoso. Le entendí perfectamente, me arrodillé y me dispuse a disfrutar de su polla, era mi oportunidad de que se corriera. Mi lengua la recorría despacio mientras le miraba, él me acariciaba la cara y no podía esconder en la suya el placer que le estaba dando. Jugué con mi lengua en su glande y después empecé a chuparlo. Él se estremecía y empecé a chupársela con ganas, como si mi vida dependiera de ello, hundiendo su polla todo lo que podía, hasta notarla en la garganta. Manu iba acompañando mi cabeza con sus manos y soplaba:

-Dios como me tienes, me estas comiendo la polla como una puta diosa ,sigue así nena.

Comencé a chupársela más y más rápido mientras acariciaba mi clítoris deseando que se corriera y al poco rato se levantó:

-Abre bien la boca, putita.

Asi lo hice, y descargó toda su leche en mi boca, la cerré y me la tragué toda. Después volví a chupársela, su erección no desaparecía y me gustaba sentir su enorme verga en mi boca.

-Joder que pedazo de zorra estás hecha, qué mamada. Siéntate aquí putita.

Me levanté y puse mis piernas una a cada lado de sus muslos, mirándole cogí su polla y la dirigí a mi coñito mientras iba bajando hasta notarla rozando los labios de mi vagina y empecé a bajar, notando como su verga iba abriéndome de nuevo, hasta sentarme en sus muslos. Agarrada a sus hombros movía mis caderas sintiendo su polla rozándome por dentro y él empezó a comerme los pezones.

Empecé a saltar sobre sus muslos, cabalgándole y sintiendo su polla una y otra vez abriéndose paso en mi coño mientras él jugaba con mis pechos.

 Sin mediar palabra puso sus manos sobre mis muslos y se levantó sin sacar su polla de mi coño. Me sentó en la mesa de la cocina y me dejé caer en ella extasiada. De nuevo pegó un tirón agarrando de mis muslos, haciendo que mi menudo cuerpo se moviera con facilidad.

Abrió mis piernas y empezó a follarme salvajemente de nuevo .Resoplaba como un animal y yo gemía y gritaba de placer sin parar mientras mis pechos se movían al compás de sus embestidas. Él me los apretaba de vez en cuando y rozaba mis pezones, lo que me encendía aun más y al rato noté mi cuerpo estremeciéndose, agitándose, mi espalda se arqueaba sobre la mesa y me corrí de nuevo.

-Sabía que te iba la marcha. Prepárate que te voy a llenar de mi ese coño de zorra que tienes.

Siguió embistiéndome con brutalidad, cada vez más rápido, hasta que explotó y sentí como se corría dentro de mi coño. Se sentó resoplando en la silla de nuevo y me arrodillé chupándole su gran miembro hasta dejarlo completamente limpio mientras sentía su leche saliendo de mi coño y deslizándose por el interior de mis muslos.